miércoles, agosto 13, 2008

Caminata lunar

Caminar ayuda. Me tiene que ayudar. Dar pasos sin apuros, respirar, pensar, mirar. En mi caminata nocturna me encuentro con el hombre más alto de Montevideo. Es un oficinista con maletín marrón y pantalones que dejan los tobillos al descubierto. Es un Tristán de dos metros. Lo miro y me dice, sin que le pregunte un carajo, que por arriba está todo bien. No respondo al chascarillo. Sigo pateando y enseguida veo a un enano, algo parecido a un duende irlandés de barba roja y larga. Es el cantante de Cuatro Pesos de Propina. Cruzamos miradas. Él tiene cara de bueno, yo no. Ahora escucho gritos de discusión, pero sólo alcanzo a advertir la figura de una persona—otro oficinista, parece—que encamina sus pasos hacía mi. El tipo viene gritando, se frena, gesticula con los dos brazos, no habla por celular, se pelea consigo mismo o le reclama algo a un fantasma. Tiene una gabardina azul, pelo blanco engominado hacia atrás y prolija barba blanca. Está loco, pero no tiene aspecto de manicomio. Ya me sorprendí varias veces con este sujeto por las calles montevideanas. Sus puteadas van dirigidas a personajes conocidos, la mayoría de ellos políticos o empresarios importantes. Parece un zombie sobreviviente de la crisis de 2001. Capaz que alguien lo cagó o quizá todo forma parte de un delirio urbano. Yo qué mierda sé. Me alejo con el eco de sus insultos y la impotencia de sus duras palabras a nadie. Casi en pleno centro, a sólo dos cuadras de 18 de Julio, la música suena fuerte y me obliga a mirar hacia arriba. En las alturas veo un balcón de burdel que parece sacado de una película de bajo presupuesto. En ese lugar dos prostis fuman aburridas viendo la gente que camina bajo sus tetas apoyadas sobre el pretil. Desde afuera del tugurio se siente clara la voz aguda que canta: “Roooock fuerte en el puticlub, cambió la suerte del puticlub”. Y la canción, lo literal del asunto, parece confirmar que sí, que acabo de pasar por una película de bajo presupuesto nomás. Dos cuadras más tarde veo el reflejo de mis pasos en el ventanal de una de esas confiterías a las que solo tienen acceso las setentonas clase media. Allí un tipo pelado, pero con los pelos suficientes para hacerse una impresentable colita de caballo ameniza la tertulia con su Yamaha cargada de melodías pregrabadas. El lugar está repleto. Me quedaría a vivir en esa bizarreada, pero hace tiempo que no tengo tiempo de quedarme a vivir en bizarreadas, sólo las veo pasar en un instante, un pequeño flash de ñata contra el vidrio. Sigo caminando y paso por la farmacia que siempre tiene una Harley en la puerta, después por la vereda del gimnasio que nunca está abierto y unos segundos más tarde me encuentro viendo mueblerías con sillones de los Supersónicos en exposición. Quiero uno de esos para mi living. Se terminan las vidrieras. Estoy en la puerta de un liceo nocturno donde dos pendejos salen de clase y hablan entusiasmados, excitados, orgásmicos: “Los matás a todos, pero lo tenés que matar a todos”, escucho y paro la oreja para el remate playstation previsible: “Y entonces cambias de pantalla”. Miro para atrás. Ellos también tienen caras de buenos, igual que aquel duende irlandés. Sigo. Adelante mío, a unos cinco metros, una mina camina con tranco apurado. Somos solos nosotros en la vereda oscura y entonces comprendo la rapidez de sus pasos. Va casi al trote, la muy paranoica. No sé qué hacer: si pasarla o achicar mi marcha. Decido caminar más rápido. Ella mira para atrás. No tengo cara de bueno. Cruza la calle por la mitad. Ahora, por la vereda de enfrente se la ve más relajada. Semisonrisa en mi rostro, ahora debo tener cara de loco. Antes de llegar a mí casa paso por debajo de un puente donde se mezclan el llanto de un bebé con las toses ahogadas de los linyeras. Son las últimas imágenes de mi derrotero. Paso a paso me fui dando cuenta que no sé muy bien a qué, pero caminar ayuda. Quizá sea a no pensar en nada y pensar en todo. Creo que eso a veces es necesario. Caminar en la luna y sentirse extraterrestre.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobre mina. Es terrible lo que le hiciste. A mi me pasó alguna vez y te puedo asegurar que es muy fea la sensación. Deberías pensarlo un poco más. Mirá si tiene un problema al corazón y le de un ataque ahí mismo del susto. O mirá si está armada y dispuesta a todo como yo. Un día te van a salir mal esos chistes.

Anónimo dijo...

malo.

O bepi dijo...

Pero nuestro.

Anónimo dijo...

A algo me hacen acordar tus hombres grandes y chiquitos, pero no se a qué.

- ¿Y, qué hacés, trabajás o estudiás?
- Nah, no mucho, soy stalker.
- Stalker?
- Si, acecho jovencitas temerosas por la calle, sobre todo de noche.
- Ah, ta bien, ¿alguna en particular?.
- No, no, cualquier gurisa con cara de paranoide, la empiezo a seguir de atrás con cara de loco hasta que llego a casa y me voy a dormir.

¿?

O Bepi, ¿hay alguna razón en particular por la cual me salte propaganda en tu blog?

Saludetes,

O bepi dijo...

Es buena esa pregunta. A mi también me gustaría saber la respuesta. Yo no vi ni un cheque

CALM dijo...

Caminata Lunar, hoy rehice tus pasos hasta el puente y era demasiado de día como para que cualquier niña se asustase de mi presencia. Eso sí, es pertubador el momento en que la paranoia de ella se convierte en tú paranoia. En que su miedo se transforma en uno en una decisión a tomar, frenar el paso o poner cara de malo. Ja! Caminata Lunar: La tierra para los marcianos O BEPI.

Anónimo dijo...

Sigo refutando hipótesis. Calm, una cara de malo me provocaría un grito desagarrador que despertaría a todo el barrio y tendrías en dos minutos a la policía.

CALM dijo...

Yo no elijiría poner cara de malo, el solo sentir su paranoia me haría alejarme o apurar el tranco para pasarla en diez segundos cosa de que no sufra la pobre.

Adrián Singer dijo...

Esto sí es costumbrismo. Y Montevideo es la mejor ciudad para el costumbrismo: una ciudad que parece gris y aburrida es de lo más disparatada para el buen obepiservador.

Anónimo dijo...

Supe hacer esas caminatas largas volviendo para casa y siempre me ayudo a no pensar en nada y sorpenderme con la ciudad y su gente. Hace poco se me dio por caminar de nuevo..gran remedio.
Muy bueno el post

P.D. fer grabo big wednesday en dvd, hay que verla

tapioca boy dijo...

Concuerdo, montevideo está minado de locura, pero desde un auto no se vé. Hay que caminarlo. Excelente post!

P.d. Yo tmb quiero ver ese big wednesday. Y tengo entendido que tiene endless summer I y II. tmb lo quiero.

O bepi dijo...

Rodri: Llevaré un barril a esa fiesta.
(¡Matt Johnson en mi tabla!)

Ontono, tapioca: Gracias