Hay una pista en una estación de
servicio. Hay una superficie gris, plana, bastante extensa. Hay
surtidores de nafta. Y hay un hombre siempre al lado de esos
surtidores. Luis Leiva. Cara de bueno, ojos chiquitos y rojos. Pelo
bien negro y lacio. Tengo un año y lo veo ahí. Tengo dos años y lo
veo ahí. Tengo tres años, y aunque no lo sé, porque todavía no
tengo mucha conciencia de lo que soy yo y lo que son los otros, lo
veo siempre ahí. Entre los surtidores, con su uniforme azul
impecable, el logo de Ancap en el pecho, su infaltable gorro que
siempre se lo saca para saludar y dar la mano. Tengo seis años y lo
veo ahí. En la Pista. Cuando voy a la escuela, cuando vuelvo de la
escuela. Ahí está. Me saluda. “Petiso”, me dice. Tengo nueve
años y lo sigo viendo. Corta el pasto para que juguemos al fútbol
en el patio, nos hace unos arcos, nos pinta las lineas de la cancha.
Tengo 11 años y lo sigo viendo ahí. Lo veo en la pista y lo veo en
casa. Lo veo en las noches, porque mi viejo lo invita a que mire con
nosotros todos los partidos de ese Nacional que va a ser campeón de
América y del Mundo. Tengo 15 años y lo sigo viendo. Entre los
surtidores, lo veo, cuando llego de Montevideo y me viene a saludar.
“Petiso”, me sigue diciendo, y yo ya estoy más alto que él. Lo
veo después en la churrasquera de casa, prendiendo un fuego, tomando
unos vinos, una cerveza helada. Riéndonos. “No es por nada,
petiso...”, me dice mientras parpadea mil veces por segundo y nunca
termina la frase. Tengo 25 años y lo veo ahí. Cuando recién llego
de Montevideo y me avisan que pregunta por mí. Lo veo en la pista,
se saca el gorro para darme un abrazo. Su pelo ya es de color ceniza
de tantos años que hace que lo veo ahí. Lo veo mil veces más. En
Atlántida. En la pizzeria Carlitos de Parque del Plata. Cuando mis
hermanas cumplen 15 años. Cuando mis hermanas se casan. Lo veo en
las fotos de esas fiestas, abrazados y brindando.
Hoy tengo 34 años. Hay una pista en
una estación de servicio. Hay surtidores de nafta. Falta Luis Leiva. No tenías que faltar. Tenías que estar
todavía ahí. Pero la vida también es esa muerte que nadie puede
explicar. Sólo vos. Te voy a extrañar. Descansá en paz.
2 comentarios:
te quiero por cosa así, brother
Disfruto mucho de las historias y veo en internet y busco estas cosas. Hace poco que fui a fravega a comprar una notebook y es con ella con la que busco en internet la chance de leer historias diversas como esta. Ojala que siga encontrando para entretenerme y enterarme
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