domingo, enero 21, 2018

Claudio Paolillo

Hace dos semanas hablé con él. Me llamó por teléfono. Y luego de conversar de todo un poco y de decirme una vez más que no pensaba aflojarle ni un poquito, me leyó su próxima (y su última) columna, en la que me mencionaba y citaba un pasaje de un artículo que yo había escrito. Me la leyó con esa pasión que le ponía a todo lo que hacía, aunque su voz ya no sonaba ni cerca de potente como esas líneas que escribía cada jueves en Búsqueda. Le agradecí por la mención, le dije que me sentía honrado, y me dijo que me dejara de joder, como hacia cada vez que quería esquivar un elogio. Me habló de proyectos, de planes. Y quedamos en vernos en la redacción. Cuando corté me quedó como una sensación rara, algo pinchando ahí, que me decia que esa había sido nuestra ultima charla. Claudio Paolillo, un maestro de periodismo, murió este viernes. Le voy a estar eternamente agradecido por su amistad y compañerismo. Por sus consejos. Por ser un jefe de espalda ancha. Y me rindo de admiración por la lucha y garra que le metió para ganarle a esa enfermedad de mierda que no se lo llevó tan facilmente. Claudio cargó el último año de su vida con la cruz de un cáncer fulminante y fue justamente ese año en el que fundó y se puso al hombro una escuela de periodistas. Parece de guión fácil. Pero fue así. Claudio Paolillo decidió morir haciendo lo que mas sabía hacer: enseñar periodismo. Se lo va a extrañar mucho. 

2 comentarios:

eff dijo...

Buenas noches Federico, queria saber a que correo contactarlo por favor.
Un abrazo,
Bernardo

Anónimo dijo...

Hola Bernardo, recién veo, espero no sea tarde bepicastillo@gmail.com