jueves, julio 12, 2012

Salú, Pascual

“¡Truco te rompo el culo!”, decía el tío Pascual cuando tenía buenas cartas, y enseguida esbozaba una sonrisa maliciosa y desafiante por debajo del bigote. Lo estoy viendo, te juro. Ahí está donde siempre, donde hoy lo quiero recordar: en la parrilla de la casa de Las Toscas, recostado en el banco, apurando un whiskola y atento a todas—todas— las conversaciones. Él en el centro y los demás alrededor. Así era la cosa. Para todo lo que se hablaba en los asados tenía una respuesta. Y si no la sabía, la maquillaba con tal destreza que te hacía dudar si en verdad este tipo no sería nomás amigo de todo el mundo y había sido protagonista de las mejores historias. “¡Pero...si está en la tapa del broli!”, te decía victorioso cuando le dabas la razón en algo. “Hacele caso a un gil”, susurruba con una guiñada cómplice cada vez que te quería contrabandear algunos de esos consejos paridos desde la filosofía de mostrador. El tío Pascual tenía mucho boliche encima. Tenía calle, carpeta, cultura. Pero todo eso quedaba muy pequeño ante lo inmenso de su generosidad. Siempre preocupado por cómo estaban todos. “Cuidá mucho a mamita”, me repetía desde que murió mi viejo. Estaba en los detalles, dando su mano sin esperar nada. Ahí lo veo con la escoba, barriendo las hojas de los árboles que plantó su padre, limpiando la parrilla, trayendo la leña, acomodando todo para recibir las visitas, prendiendo el fuego. El tío Pascual, el gran anfitrión, no esperaba: hacía. A veces se le quemaban los chorizos, es verdad, pero los hacía. Y si no, los dirigía desde lejos, no importa. Arrimaba brasas y se iba a seguir discutiendo de política. La cuestión es que esos asados no eran otra cosa para él que la excusa perfecta para rendirle culto a la amistad y a la familia. Y a todos los que nos fuimos sumando. Pascual integró a todos. A mi me hizo sentir siempre en casa y por eso hoy le dedico estas líneas entreveradas y melancólicas. 

Ayer de noche me llamaron para decirme que el tío Pascual se habia muerto. ¡Qué se va a morir! Mueren los que no dejan nada. Los que se van sin haber sembrado. Pero Pascual no, qué se va a morir el tío Pascual si nos dejó todo esto. Nos dejó el alma para que sigamos la fiesta. Salú, Pascual.

7 comentarios:

Paul dijo...

Muy lindo, me sacaste una lagrima. Abrazo grande.

Anónimo dijo...

Es una expresión de lo que todos sentimos. Muchas gracias. Susana

Adriana Soucoff dijo...

Recuerdo hasta hoy ir en la camioneta roja de Raúl, buscandonos en los cumples, quedarme en su casa y en las toscas siempre con cariño con todos, recuerdos felices desde mi infancia , un abrazo a toda la familia!
Adriana Soucoff

Hugo Stefani dijo...

Tal cual x siempre!!!

Anónimo dijo...

Que tipo querible!
Bastaba un asado para querer ser un sobrino más.
Salú Pascual!

Diego

Anónimo dijo...

Muy lindo! Seguro está arriba con papá haciendo un asadito y brindando por la familia..
S.C.

Javier Collazo dijo...

Creo que no hay otra forma de recordarlo... hay que seguir sus pasos y hacerle culto a la familia y la amistad. Salú Pascual.