Pasan cosas extrañas alrededor de mi nueva casa, pero nada supera la del perro solo.
No me voy a quedar en la chiquita de hablar sobre los muchos ruidos que se escuchan en el edificio. Creo que es normal en cualquier lugar nuevo, y sobre todo en un apartamento interior, donde abrís la ventana y te topás con la cara nítida de un vecino. Espero que nunca me lo encuentre en bolas, pasándose desodorante por el cuerpo al grito de “aaaaaaah, qué sensación, aaaaaah”. No, espero que no. En fin, tampoco voy a sorprenderme porque haya vecinos con oído aún más sensible que el mío, que se despachan con un atronador :“¡aflojen con la guitarra que es medianoche!”, cuando apenas se tocan unos suaves y palomas acordes de Sui Generis un jueves por la noche. Ni siquiera voy a destacar que basta con que se te caiga una ceniza de pucho por la ventana para que al otro día tengas un cartel intimidante al pie de la escalera. Y por favor, no quiero acordarme del gato negro de mierda ese que me mira con cara de peso cada vez que lo cruzo en la vereda.
No, estoy seguro que ninguna de las cosas que pasan o puedan pasar en ese lugar van a ser superiores al perro solo.
Un perro que vive en el segundo piso del edificio y que anda siempre con total independencia por sus pasillos. Es un cuzco de esos de vieja que dan ganas de revolearlos de una patada. El asunto es que este can logra inspirar algo de ternura. Porque el perro solo es, además, un perro paciente, ubicado, hasta educado, diría. El perro sabe esperar sin ponerse ansioso. La primera vez que lo vi estaba echado en la puerta del apartamento del segundo. Así, tranqui, manso. Me llamó la atención, pensé que estaba castigado por mandarse una cagada y lo habían dejado afuera para que escarmiente. Pero después se me hizo más frecuente encontrármelo en esa situación. Solo y esperando al pie de una puerta cerrada. Hace unos días me lo encontré en la entrada del edificio. Estaba achicando que alguien le abra para poder entrar. Cuando llegué me miró con una cara a medio camino entre agradecimiento y súplica. Como diciendo, “bueh, por fin llegó alguien, no te animás a abrirme, por favor, que hace horas que estoy clavado acá”. Giré la llave y el cuzco se mandó expreso por las escaleras rumbo a la puerta de su apartamento. Quedó ahí, otra vez, solo, y esperarando que alguien le abra la última puerta para poder entrar. El perro es paciente, ya te dije. Mientras subía lo miré, y por primera vez nos comunicamos. Juro que nos comunicamos. Este fue el dialogo:
Yo: Y vos, perro, ¿Qué onda? ¿Subís y te quedás ahí haciendo puerta nomás, a ver si alguien te abre?
Perro: Sí, ¿y? ¿A vos qué carajo te importa, ya me van a abrir, no sé, me olvidé de las llaves, ¿nunca te pasó, pelotudo?
Yo: Bueno, perro del orto, pero no es la primera vez que te veo echado ahí. Es raro. Vos sos raro, perro. Es más, me parece que acá hay gato encerrado (risas, me auto festejo el chiste)
Perro: Ah sos gracioso encima. Dale, subí y dejame de joder, ¿dale?
Así, medio perplejo, subí y me olvidé del asunto. Pero el tema es que me lo sigo encontrando al perro. Siempre solo por los pasillos del edificio. A veces queriendo entrar, otras queriendo salir. Pero siempre sin un dueño, sin un amo, que le abra la puerta. Solo.
viernes, octubre 05, 2007
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14 comentarios:
Un aguante para el perro solo y un gran fuck you para la histérica de la guitarra.
ja... juro que hoy por la mañana pensé que este perro se merecía un post.
Pequeñas delicias de la nueva vida... ;-)
O Bepi, y ya que decís que el perro ta solo, ¿por qué no lo adoptás?. Yo que se...de última...
Un abrazo!!
Bueno, lo lindo de todo es el nuevo apartamento interior, enhorabuena.
Te juro que me dio como ganas de llorar. En serio.
Grande el can! Perro solo que se la banca.
A esos perros rechonchos, de pata corta, colmillos inferiores a la vista, y cola tirabuzón, no hay que tenerles lástima.
Saludos de Mister Bones.
No,ojo.........mi problema no es con los perros sin raza. No. Mi problema es espec�ficamente con esta clase de canes. Un dato mas: suelen ser blancos o marron caca.
Reconozco ese que decís vos, Rucucu. Pero ponele que el perro solo está a medio camino en ser uno de esos y un cuzco de la calle. Es de pata corta sí, y marrón caca también.
Mister Bones era un perro sabio.
Ta.Si esta a medio camino entonces no le niegues nunca una abrida (o abertura?) de puerta. Pero eso sí. No le des mucha charla, porque esos a medio camino son los que se la creen. Al final terminan haciendote compañía a vos como si el solitario y de vida triste fuera uno. Habráse visto!
Hay una cosa muy buena que dice Auster en ese libro: "La filosofía de un perro: Si no vale para comer o para joder, echale una meada".
No hay metafísica más práctica.
De ser critiano, clavado era dotor ese perro...
observá lo que descubrió ontono...
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