Hace unos días se cumplieron 20 años de los dos goles que Maradona le hizo a los ingleses. Dos tremendas metidas de dedo en el orto a los británicos en el momento justo. Nunca un partido de fútbol va a tener el mismo trasfondo histórico y político que aquél del Mundial de México 86. Y, por supuesto, ningún otro partido va a igualar su desenlace. Diego Armando Maradona, el mejor jugador del mundo, el tipo al que 30 millones de personas ya comenzaban a endiosar y le rezaban para que hiciera justicia divina en un campo de juego oye las plegarias y las responde. Dos goles hace. Uno de trampa, con la mano, con viveza, con picardía criolla, esa que los gringos nunca van a tener. Otro, el mejor gol en la historia de los mundiales, apilando y humillando adversarios desde su cancha hasta al arco. Nada más para decir.
Pero, casualmente, no son esos dos goles los que ocupan la atención de estas líneas realizadas desde la humilde posición de comentarista en la que me encuentro y que –insisto- jamás será tan privilegiada como la de Uberti.
Los goles de Diego motivaron trojas de homenajes en la tele, la prensa y la radio. Uno de ellos me llamó particularmente la atención ya que no se detenía tanto en las obras maestras de Maradona como en el inspirado y emocionado relato que Víctor Hugo Morales hace del segundo gol argentino: "La va a tocar para Diego: ahí la tiene Maradona; lo marcan dos, pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio de fútbol mundial, y deja el tercero ¡y va a tocar para Burruchaga! Siempre Maradona... ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... ¡Goooooolll!! ¡Goooooolll! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golaazo! ¡Diegooooo! ¡Maradooona! ¡Es para llorar, perdóneme! Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos, barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste? Para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina... Argentina dos; Inglaterra cero. ¡Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona! Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por éste... Argentina dos; Inglaterra cero."
Mierda, sí, está emocionante. Le pone la piel de gallina hasta a un bostero (cuac!). Pero yo, como no soy bostero, no soy gallina, ni mucho menos argentino, me veo obligado a buscar un paralelismo emocional de éste lado del charco. Y no tengo que rastrear mucho en el escaso archivo de mi memoria para encontrarme con el relato de un gol que –juro- cada vez que lo escucho me sacude todo el cuerpo y me deja los huevos haciéndome un nudo en la garganta. Año 1988, partido final de la copa Intercontinental entre Nacional y PSV Eindhoven. El bolso empezó ganando esa final con un tempranero gol del Vasco Ostolaza. Los holandeses lo dieron vuelta con dos goles y en el último segundo de los descuentos, en el último corner imposible, el Vasco, otra vez, mete un cocazo que apenas pasa la línea del gol. Empate y a sufrir con los penales. A sufrir. Tanda interminable. Erran los holandeses, erran los uruguayos. Daniel Carreño deja un cráter en el punto penal, el Chango Pintos Saldanha deja temblando al travesaño y el Indio Morán deja a la pelota afuera del estadio. Del otro lado, Superman Seré volaba de palo a palo y tapaba los agujeros. Los penales se sucedían, uno atrás del otro. Pero en algún momento tenía que terminar. Y Seré voló una vez más y atajó una pelota más y bueno, ahí se tenía que terminar. Pero no, faltaba patear otro penal, había que meterla para salir campeones del mundo. Tony Gómez, con su nombre de villano latino y sus rulos de cumbiero, agarra la pelota, masca chicle, mira a sus compañeros, les hace una guiñada y toma carrera. “ ¡No lo miro!”, grita Carlos Muñoz, el relator, los ojos de miles de uruguayos que al borde del ataque de nervios se quieren comer la radio. “No lo quiero mirar”, vuelve a gritar. “No lo voy a mirar”, insiste y desafía los principios básicos de cualquiera que transmite con la palabra. “Voy a sentir el murmullo solamente” y sigue chicaneando a todos los que esperan -masticando el corazón- que salga de la boca del relator esas tres putas letras: g-o-l. “Me saco los auriculares”, anuncia. “Con el grito de Jorge voy a saber”, asegura Carlitos Muñoz y uno se lo imagina con los ojos cerrados, apretando el micrófono y esperando que el ruido lo aturda para comenzar a gritar, a transmitir, a relatar de una vez por todas ese penal, ese gol. “Tony, tony, tonyyyy...goooooooooooooooool. gooooooooool, Nacional campeón del mundo!!!!, Nacional del mundo de nuevo!!!, Nacional campeón del mundo Carajo!!!!!”. Ahí Muñoz abrió por fin los ojos y siguió entre lágrimas con la transmisión. Imagino, sé, que los que lo estaban escuchando, apretaron los puños y gritaron con los ojos cerrados.
viernes, junio 23, 2006
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12 comentarios:
Verano de parque del plata, tirados en el suelo entre la mesa esa y la tele viendo una y otra vez ese video (donde estara?...seguro que con el big wednesday, vos sabes)
4 o 5 de la tarde y marcelito que entra a buscarnos para ir a la playa y no puede creer que sigamos viendo ese video mil veces y encima nos emocionemos. Como dijera Wilson...cosas de bolsos!
Tenemos que haber establecido alguna clase de record mirando esas peliculas. Los videos de Nacional campeón y de Big Wednesday no se perdieron, se gastaron nomás. "Math Johnson en mi tabla".
A la furia le echaron agua. Pero por una vez fue digno. Cuadro joven, crecieron con Zidane en un afiche. Hoy el que se iba se queda. Zidane claro esta. Que jugador.
Va mi minuto por Gallardo. Su carita en el 12 era justicia divina. Feo como Gallardo, pero tambien serio. Hace poco lo vi en un programa, parecia que el futbol lo habia matado de hambre, la falta de futbol.
Che, y nuestro pollo Larrionda, ¿Cuando juega? ¿Cómo anduvo en su última presentación? 8 finalistas, 6 campeones. Divino. El viernes volvemos, y por si tenian dudas de lo bueno que esta esto, PIMBA: argentina - alemania.
Eternos garcas, los gallegos.Con Portugal a morir.
Bueno, aparte de esa poronga que escribiste, Bepi, esa memoria melancólica y patética sólo comparable a una columna de Sergio Gorzy en el Observador, recordando por enésima vez un hito ya amarillento del fútbol uruguayo (como que a mí se me ocurriese escribir un relato sobre el gol de Aguirre), con el uso acaramelado, cursi, digno de un Sergio Puglia emocionado (qué problema con los Sergios) de frases como "masticando el corazón", bueno, aparte de la grasada que escribiste, dos apuntes:
los españoles son más garcas que Scooby Doo, coincido, ni jóvenes ni furia ni nada, garcas. Lo otro, la muerte de Gallardo congela para siempre no sólo recuerdos que tenemos por separado, sino también en común, como aquella histórica noche en la cocina de la Ronda en la que imitación de Gallardo mediante terminamos llorando de la risa. Salú por aquella noche y nosotros, porque por Gallardo sería una macabra ironía.
envidioso
Y encima manya. No hay nada más grasa que eso, ni siquiera este texto. Che, en el tercer gol de Brasil la tocaron casi todos los jugadores, hicieron cerca de 25 pases y la definición está mucho mejor que la de Argentina, así que porteños: a cagar con eso del mejor gol colectivo en la historia de los mundiales.
Ya lo dijo Billy Bob Thorton en Eyaculacion Precoz IV: "Goles son amores"
¿Y Larrionda?
Larrionda clasificó! vamoooooo carajo!!!
Noo, deja loco... seguro que se va a mandar un papelón.
"El Uruwalter" extraido de Cronicas de un Uruguay empobrecido vol. VII ('59-'63)
Ricardo Corazón de León: sos enorme y lo sabés.
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