Mi viejo me contó hasta el cansancio de la electricidad que recorrió su cuerpo cuando en los años sesenta, en esa heladería de Parque del Plata, escuchó los primeros acordes de Love me do. Me compró uno, dos, diez, veinte cassettes de los Beatles. Escuchamos juntos tantas veces sus vinilos, aquellos que guardaba en un modular abajo del tocadiscos del living, donde con mi hermano agarrábamos viejas raquetas de tenis y las disfrazábamos de guitarras para ser Lennon y McCartney. Me puedo acordar con nitidez de esas sesiones en las que el living de casa se convertía en la Caverna: nosotros sacudíamos los flequillos, mamá nos sacaba fotos y papá reía chasqueando los dedos al ritmo de She loves you.
A diferencia de mi viejo, yo nunca pude definir cuándo fue, ni qué sentí la primera vez que escuché a los Beatles porque por su culpa los tengo incorporados a mí ser desde siempre. Y si uno no sabe la primera vez que dijo mamá, papá o tío, en mi caso me es imposible determinar cuándo dije John, Paul, George y Ringo. Crecí con ellos.
Hace un rato vine a sacudir las telarañas de este blog y me encontré con un post que escribí hace exactamente dos años. En ese entonces papá todavía estaba vivo, y yo le había escrito un relato sobre nuestro derrotero por los recitales. De cuando fuimos juntos a ver a los Creedence, por ejemplo, o de cuando estuvimos cuando tocaron los Beach Boys en Punta del Este. Y entonces le escribía al viejo, con bastante resignación y algo de humor, que lo más cerca que íbamos a estar jamás de ir juntos a ver a los Beatles había sido aquella vez de los Danger Four en el teatro de Rocha. Pero ya ven, me equivoqué.
Mirá papá lo que son las vueltas de la vida que el domingo tocó Paul McCartney en Montevideo. Sí, un beatle pisó nuestro suelo. Estuvo acá, en el mismo Estadio Centenario al que me llevaste tantas veces. Y lo fui a ver, claro. Cuando me enteré que venía le mandé un mensaje a mamá diciéndole que lo iba a ver y que vos ibas a estar conmigo. Y ella movió cielo y tierra y me consiguió las entradas para tener a Paul bien cerca, lo más cerca de los Beatles que íbamos a estar jamás. Fue su regalo para nosotros.
¿Y sabés qué? Pude recibir esa descarga eléctrica de la que me hablabas. Ahora yo también sentí que me atravesó un rayo cuando Paul salió a escena y arrancó con el you say goodbye an I say hello, hello, hello. Era él, eran los Beatles, estaban parados ahí. Y era Paul haciendo gala de su humor beatle de siempre, tu humor. Y también sentí la misma electricidad cuando escuché el riff de Day Tripper, la sentí con Paperback writer, o cuando empezó a entonar el close your eyes de All my loving, esas canciones que vos y yo escuchamos cien veces con el ruido de la púa surcando el vinilo.
Pero no sé por qué te cuento todo esto si vos estuviste ahí conmigo, en cada canción. ¿Cómo no ibas a estar? ¿Te acordás que bailamos con Night before, que saltamos con Live and let die, que lloramos con Something? Hubo un momento, cuando se apagaron las luces del escenario y las tribunas se iluminaron con miles de celulares para acompañar el tarareo de Let it be. Seguramente ahí me escuchaste cuando te agradecía a vos por los Beatles, y a Paul por venir hasta acá desde tan lejos, desde el primer rincón de mis recuerdos, y traerte un rato a cantar conmigo en una noche estrellada de domingo.
martes, abril 17, 2012
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7 comentarios:
Grande Bepi! La verdad me hiciste emocionar. Un lujo!!! Abrazo grande. Guzmán
Me lo dijiste tomando un feca en casaa escasas horas del toque: "Vino Paul y por estas horas Uruguay es un país mejor".
Hermoso homenaje Bepi.
Abrazo!
Roco
Ay! No sé quien sos pero dejaste un nudo enorme en la garganta con tu relato. No pude ir al show por estar en Argentina, pero me hubiera encantado. Saludos.
Tremendo amigo. Yo no pude estar y será una cuenta más que me deba a la hora de pasar raya. Una más,no cualquiera más. Pero ta.
Pero saber que tu viejo consiguio una entrada contigo y lo gozaron juntos,me deja muy,muy contento. De verdá.
CyberAbrazo
rucucu
Me llego esta publicacion por parte de una amiga, no se quien eres pero tu relato me emociono hasta las lagrimas. Mi padre es un beatlemaniaco empedernido, pero nunca entendi lo que significaban hasta hace pocos años. Llegaron a mi no se como, pero su musica me cambio la vida, y ha cambiado tambien mi relacion con mi padre, hoy en dia no vive conmigo, pero cada vez que lo veo las charlas termian siempre en lo mismo: los beatles. Debe ser por eso que entiendo y me llego tanto tu relato.
Saludos
Berenice
Yo también lloré.
Te felicito :)
Gracias a todos por los comentarios. Les dejo un abrazo.
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